LOS DISCÍPULOS NO ENTENDÍAN (Mc 9, 32)
La comunión de vida del discípulo con el Maestro lleva a compartir su proyecto de existencia y a comprender su experiencia, es decir, no solamente estar con él, sino ser él.
Es una elección difícil que encuentra a los discípulos impreparados, indecisos, incrédulos y luego infieles hasta la muerte del Señor. Ellos acompañan a Jesús, pero no están plenamente con Él, porque no conparten su orientación hacía la cruz.
A pesar de la costumbre de vida con el Maestro, los discípulos se presentan incapaces de comprender y seguirlo verdaderamente a donde él quiere llevarlos.
Al aventurarse por un camino de compromiso, sienten una especie de miedo que, probablemente, a veces sientes también tu ante las exigencias del Señor.
El camino del discípulo (Mt 9, 30-32)
Saliendo de allí atravesaron la Galilea, y Jesús no quería que se supiera, porque estaba adoctrinando a sus discípulos. Y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, lo matarán, y después de muerto, a los tres días resucitará”. Pero ellos o entendían estas palabras y no se atrevían a preguntarle.
“adoctrinaba a sus discípulos” (v, 31)
Jesús, que, normalmente, lleva a los discípulos hacía la experiencia de comunión de vida con él para que conozcan su persona, los prepara abiertamente para el camino de la cruz, esto es, a su camino de pasión, muerte y resurrección (cf Mc 8, 31; 9,30; 10,32). Es una atención preventiva que quiere obviar, en parte, ante la molestia y el desconcierto que puede causar el designio del Padre, sobretodo desea manifestar la actitud de amor y de obediencia con la que se encamina hacia la muerte.
La cruz no es un hecho “causal”, sino comprendido, previsto a distancia, aceptado y amado.
La presentación de este proyecto es gradual. Para evitar un impacto imprevisto, pero sobretodo se propone ayudar al discípulo a leer en esta luz la experiencia actual de Jesús.
El abandono por parte de la muchedumbre, el rechazo de los fariseos, la soledad del Maestro son una anticipación de su muerte, pero contemporáneamente son ya una garantía de su resurrección.
Los discípulos no logran comprender esta lógica desconcertante por su mentalidad triunfalista y de poder (Lc 22, 24-27; Mc10, 35-40).
El conocimiento del Maestro sigue siendo un don.
Sus esperanzas de éxito inmediato y de intervención de fuerza quedan frustradas por una acción de salvación, que se realiza en la humillación y en la derrota aparente.
Es el mismo proyecto de Dios que se realiza mediante tu servicio catequístico en el que no deja de faltar la resistencia de quien escucha, tal vez un cierto rechazo concreto, que, luego pueden iniciar la eficacia de la acción del Señor.
Las derrotas son siempre aparentes, porque encuentran en su plan la salvación.
Tomado del libro: el catequista discípulo del Señor de Gaetano Gatti.
Deja un comentario