¿Prohibido por él? Y ¿quién es él?
Un profesor acababa de sorprender a uno de los alumnos más traviesos cometiendo una falta de cierta gravedad. “Lo amonesté en el tono más severo” escribe el profesor. El alumno sacudió los hombros y replicó. “¿Por qué?” ¡Por qué está prohibido!” le respondí. Y el muchacho contestó: “¿Prohibido por quién?”
Esta respuesta me desorientó de modo que apenas pude balbucear: “Prohibido por mí”. Y el muchacho, muy revoltoso, se dio vuelta hacia un compañero y oí que le decía: “Prohibido por él…y ¿quién es él?”
Opté por el momento simular que no había escuchado. Me puse luego a pensar “¿Prohibido por quién?” La pregunta se me fijó en el cerebro y por más que buscara una respuesta que me convenciera, no podía dar con ella. Cuando por fin la encontré, creía en Dios.
Sólo de Dios viene toda autoridad, o, mejor dicho, toda paternidad por la cual se decide a mandar lo que es necesario que hagamos para alcanzar nuestra felicidad. De su bondad viene su autoridad y poder… “Por eso doblo las rodillas en presencia del Padre, ‘de quién toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra”. (Ef 3,15)
La autoridad es un servicio una ayuda para que aquel, que le está sometido, encuentre un camino para realizarse como persona y encontrar a Dios que es el sumo Bien.
“El que quiere ser el primero debe hacerse siervo de los demás, a imitación del Hijo del hombre que no vino para que lo sirvan sino para servir y para dar su vida como precio por la salvación de todos”. (Mt 20,27-8)
Que es muy bueno su material a me sirve mucho para mis decisiones de catequesis gracias por compartir
Nos da gusto Judith que te sirvan para la catequesis, seguiremos compartiendo material para que tengas más material.
Cuídate y Dios te bendiga.