ESPIRITUALIDAD: EL CATEQUISTA TESTIGO DE LA FE I PARTE

EL CATEQUISTA, TESTIGO DE LA FE

Jesucristo es el catequista por excelencia. Testigo fiel y veraz del Padre, por medio de sus palabras y sus obras.

Es posible decir “creo” si estamos sostenidos en el “creemos” de nuestra fe eclesial. La Iglesia es la primera en creer. Nosotros nos adherimos a ella.

Una de las mejores cosas que podemos hacer en la catequesis es ayudar a los catequizando a descubrir el sentido de Dios en sus historias personales.

 El catequista, testigo de la fe

La fe contiene la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que es el primero en moverse, que crea y salva, que nos transforma; la fe es memoria de su Palabra que inflama el corazón, de sus obras de salvación con las que nos da la vida, nos purifica, nos cura, nos alimenta. El catequista es precisamente un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para exhibirse, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad. Hablar y transmitir todo lo que Dios ha revelado, es decir, la doctrina en su totalidad, sin quitar ni añadir nada.

Antes que nada está la identidad del catequista. Primero es el ser, después el hacer.

Y el catequista es el testigo de la fe.

  1. El testimonio de la fe

El catequista es una persona creyente, una persona de fe.

El Directorio nos habla una dimensión subjetiva (fides qua) de la fe en cuanto adhesión al Señor, y de una dimensión objetiva (fides quae), que hace referencia a los contenidos de la Revelación, revelados por Dios y confiados a la Iglesia.

Tengo fe en Dios y tengo fe en lo que Dios me dice.

Creo en Dios porque es creíble, creo en Dios por lo que me dice, y creo en Él en cuanto me encomiendo a Él. Fe en quien creo y fe en lo que creo.

1.1. El testimonio de la fides qua

El catequista ha de ser testigo de la fe en cuanto la vive y la testimonia en su propia vida. Todo el día. Toda su vida.

Para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana.

El catequista primero vive la fe, luego la testimonia.

1.2. El testimonio de la fides quae

El hombre contemporáneo escucha más a los que dan testimonio que a los que enseñan; y si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio.

La renovación de la Iglesia, pasa a través del testimonio de los creyentes, que están llamados a hacer resplandecer la palabra de la verdad que Jesús nos dejó.

Dios cuenta con nosotros para hacer resplandecer su palabra en nuestro mundo.

Fidelidad a Dios y fidelidad al hombre.

El testimonio relaciona el contenido de la fe con la vida concreta.

Mauricio Lavallén

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