2º Encuentro: DIOS TAMBIEN CAMINA CON SU PUEBLO
Decimos que la Biblia es Palabra de Dios. Quien nos habla en la Biblia es el propio Dios. ¿Cómo?
¿Será que Dios tomo la mano de cada autor para escribir lo que él quiso decir? ¿O que Dios iluminó la mente de alguien que, de repente, supo lo que Dios quería comunicar?
Dios también camina con el pueblo
En nuestro primer encuentro, vimos algunas cosas de la historia del pueblo de la Biblia.
Esta historia no es tan diferente de la historia de otros pueblos de aquel tiempo. Pero la diferencia es que esos pueblos no descubrieron lo que Israel, ayudado por Dios, percibió:
“No estamos solos. Dios camina con nosotros. Estamos en su mano”.
Existe una relación muy especial entre Dios y nosotros.
El descubrimiento de la Revelación.
Este descubrimiento de la relación profunda entre Dios y su pueblo, nosotros la llamamos Revelación. Claro que el Pueblo no podía descubrir esto, si el mismo Dios no les hubiese dado luz para entender.
Ya vimos que, inicialmente, el Pueblo de la Biblia es un puñado de gente simple, que va creciendo y multiplicándose. Pero ocurren cosas importantes en la vida de esa gente: El cambio para Egipto, la opresión, la salida bajo el liderazgo de Moisés, el paso por el desierto. Así, el pueblo aprende a luchar, a observar y a reflexionar sobre todo lo que ocurre. Van descubriendo la mano de Dios en todo eso y expresan su fe en celebraciones festivas, en cantos y oraciones. Cuentan de padres a hijos las grandes obras de Dios.
De vuelta a la tierra de Canaán, liderados por los jueces, y más tarde, por los primeros reyes, el pueblo se va uniendo más. Comienza a formar una nación mejor organizada, con una cierta libertad en el mundo de aquel tiempo. Se comienzan a escribir (ya entonces en tiempo de Salomón). ¿Qué escriben? La vida del Pueblo: sus luchas, sus reflexiones, sus oraciones, sus cantos. Así comienza a ser escrita la Biblia.
Y así continúa. La división del Reino, las dominaciones extranjeras, la vuelta a la tierra. El Pueblo va viviendo, sufriendo, luchando, rezando… y otros escritos de la Biblia van surgiendo. Estos son especialmente obra de hombres que hablan inspirados por Dios: los profetas. Ellos van a ayudar al pueblo a reflexionar mejor y a comprender lo que Dios espera. Va a ayudar al pueblo a vivir mejor, a celebrar, a luchar, a no perder la esperanza.
Dios habla por los acontecimientos y por las palabras.
La Biblia es el reflejo de una vivencia del pueblo con su Dios, de Dios con su Pueblo. Dios está en la historia del Pueblo, y por esto, está en la Biblia. Al mismo tiempo, la Biblia va a ayudar al pueblo a vivir. Es Dios, a través de la Biblia, quien anima y orienta a su Pueblo para continuar la lucha y vivir y nunca desanimarse.
Es por todo esto que decimos que la Biblia es Palabra de Dios, Revelación de Dios.
La Alianza.
El Pueblo de la Biblia va descubriendo, cada vez más, cuales son los lazos que lo unen a Dios: Dios nos ama.
A los Profetas les gusta comparar a Dios como a un marido completamente dedicado a su esposa. Dios es el Esposo; el Pueblo, la Comunidad, es la esposa.
También les gusta otra comparación: el pueblo de Israel en vez de buscar aliarse con un Imperio poderoso, hace alianza con el propio Dios.
Nosotros, hoy, llamamos “alianza” el aro de bodas. Es porque el aro recuerda el compromiso del matrimonio: AMOR Y FIDELIDAD HASTA LA MUERTE. Así es el amor de Dios para con su Pueblo.
Por esto llamamos a la Biblia el “Libro de la Alianza”.
(Al traducir a otros idiomas, la palabrabra “Alianza” fue substituida por “pacto” y, después menos exactamente, por “Testamento”. De aquí el uso de las expresiones “Antiguo Testamento” y “Nuevo Testamento” para indicar la Antigua y la Nueva Alianza.
Antiguo y Nuevo Testamento indican también la colección de libros de la Biblia que tratan de la Antigua y de la Nueva Alianza).
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