Más que consejos, el recuerdo quedó en los calcetines
Una madre, Rosario Bonfil, en su libro “Tiempo de Dios”, contaba que un día, cuando sus hijas eran ya mayorcitas, quiso comprobar qué había quedado de su educación en los años infantiles. Durante muchos años, ella se había esforzado por meter en las mentes de sus hijas algunas frases que esperaba fuesen, para ellas, fundamentales. Palabras como gracias o perdón se las repitió tercamente en aquellos años, confiando en que quedarían impresas en la blanda cera de sus almas infantiles. Pero cuando quiso comprobar qué había quedado de todos aquellos consejos, comprobó que sus hijas no recordaban ni una sola de aquellas frases que ella esperaba fuesen decisivas. De pronto una de las hijas, dijo: “Lo que yo sí recuerdo muy bien son los calcetines. “Ahora la sorprendida fue la madre. “¿Qué pasaba con los calcetines?” La hija lo explicó “Tú venías por la mañana a despertarnos. Nosotras estábamos aún llenas de sueño y de pereza y sacábamos sólo un pie entre las sábanas. Entonces tú nos ponías un calcetín. Luego sacábamos el otro pie y nos ponías el otro, mientras nosotras nos íbamos despertando. De eso sí tenemos un buen recuerdo. La madre se quedó pensando. Las palabras son sólo palabras y se las lleva el viento. En cambio, un gesto de amor queda para siempre. Ahí está la clave de toda educación. Los niños los saben muy bien y distinguen perfectamente entre las palabras bonitas y los hechos que son de verdad un signo de auténtico amor.. El lema principal del sistema preventivo de Don Bosco es: “Studia di farti amare” es decir procura hacerte amar” testimonia con los gestos y servicios concretos que tú amas a los jóvenes y ellos lo recordarán para siempre.
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