Murió a poca distancia de un oasis porque era un hombre moderno
Un hombre se había perdido en el desierto. Agotada la reserva de alimentos y de agua, se arrastraba fatigosamente sobre la arena caliente. De improviso vio delante de sí algunas palmas y sintió un gorgotear de agua. Más desanimado todavía, pensó: “Esto es un espejismo. Mi f
Un hombre se había perdido en el desierto. Agotada la reserva de alimentos y de agua, se arrastraba fatigosamente sobre la arena caliente. De improviso vio delante de sí algunas palmas y sintió un gorgotear de agua. Más desanimado todavía, pensó: “Esto es un espejismo. Mi fantasía me proyecta delante los deseos más profundos de mi inconsciente. En realidad no hay absolutamente nada delante de mí”. Esto se decía entre sí aquel hombre perdido en el desierto y sin esperanza y delirando se abandonó sin fuerzas al suelo y murió.
Poco tiempo después, algunos beduinos lo encontraron muerto en la arena. “¿Entiendes tú algo?” le dijo el primero: tan cerca estaba del oasis, con el agua a dos pasos y frutas en cantidad. ¿Cómo es posible? Sacudiéndose la cabeza el otro le contestó: “Era un hombre moderno” Es decir, un hombre que no sueña, no tiene esperanza, no tiene ideales y no cree en Dios…
Los adoradores de esta era tecnológica están dispuestos a considerar real sólo lo que se puede clasificar y explicar racionalmente, y se hunden, con toda facilidad, en el vacío de la desesperación y de la angustia. No saben creer ni esperar.
“No de solo pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”(Mt 4,4). Y hoy podríamos adaptar este texto diciendo: “No de sola técnica y tecnología vive el hombre sino sobre todo de esperanza y amor” que sólo pueden venir de Dios.
antasía me proyecta delante los deseos más profundos de mi inconsciente. En realidad no hay absolutamente nada delante de mí”. Esto se decía entre sí aquel hombre perdido en el desierto y sin esperanza y delirando se abandonó sin fuerzas al suelo y murió.
Poco tiempo después, algunos beduinos lo encontraron muerto en la arena. “¿Entiendes tú algo?” le dijo el primero: tan cerca estaba del oasis, con el agua a dos pasos y frutas en cantidad. ¿Cómo es posible? Sacudiéndose la cabeza el otro le contestó: “Era un hombre moderno” Es decir, un hombre que no sueña, no tiene esperanza, no tiene ideales y no cree en Dios…
Los adoradores de esta era tecnológica están dispuestos a considerar real sólo lo que se puede clasificar y explicar racionalmente, y se hunden, con toda facilidad, en el vacío de la desesperación y de la angustia. No saben creer ni esperar.
“No de solo pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”(Mt 4,4). Y hoy podríamos adaptar este texto diciendo: “No de sola técnica y tecnología vive el hombre sino sobre todo de esperanza y amor” que sólo pueden venir de Dios.
Pedro Chinaglia Salesiano (SDB)
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