IMPORTANCIA DE LA NARRACIÓN EN LA CATEQUESIS

 

CUÉNTAME UN CUENTO

 

A veces consideramos obsoleto para los adultos y muy propio para los niños recurrir al relato de un cuento para transmitir conocimientos o aplicaciones en la catequesis. Pero pensar así está muy lejos de la realidad.

Un cuento bien elaborado logra varias actitudes y disposiciones que todo catequista, de cualquier edad, envidiaría, tales como la atención, el interés, la sensibilidad e inclusive la reflexión y consecuente aplicación de un conocimiento. Quien se haya animado y arriesgado a elaborar uno y contarlo a los adultos, podrá darme la razón al asegurar que nunca se deja de ser ‘niño’ realmente, y que es más ‘viejo’ quien piensa que esa facultad (la imaginación) se le ha perdido, o no sirve más que para ‘estar en la luna’.

Necesitamos:

  • Lápiz o pluma
  • Papel
  • Una historia preparada

Desarrollo:

Se va a utilizar una de las facultades que Dios nos ha regalado, pero que a veces, con el pasar del tiempo, solemos relegar por considerarla ‘infantilismo’. Me refiero a la imaginación necesaria para contar un cuento.

Para despertar ésta facultad y poder lograr que nos narren un cuento, es requisito incitarla de alguna manera. Lo que más ha dado resultado es ‘contarles’ uno de su interés, de tal manera que despierte sensaciones, colores, dimensiones y sentimientos, que les llene de entusiasmo luego, al hacer su propio intento.

En un primer momento, se les pide a los participantes que cierren los ojos. Luego se provoca el ambiente propio del cuento: ubicación de lugar, de tiempo, de espacio; para después comenzar a hablarles de los personajes.

Punto crucial en la narración de cualquier cuento, es la presencia, continuidad y relevancia del (los) personaje (s) principal (es), cuyas características -apariencia o aspecto, edad, modo de vestir o cubrirse, etc.- son muy importantes y pueden (no siempre deben) tener íntima relación con el cuento y su desarrollo.

Dicho cuento puede basarse en una historia de algún personaje bíblico, o una historia sacada de la vida real.

Una vez concluida la narración de nuestro cuento, hay que pedirles a los participantes que hagan uno en el que intenten transmitir una enseñanza, dándoles los elementos esenciales que usamos para el nuestro, en un tiempo no mayor a 15 minutos. Y escuchemos, si no nos es posible por el tiempo todos, al menos algunos de ellos.

Reflexión o aplicación sugerida:

Evangelizar a base de cuentos cumple una doble finalidad:

  1. Por un lado forma en la creatividad al catequista, pues le ayuda a visualizar en personajes, cosas y eventos características fundamentales para la fe. Al mismo tiempo le capacita proporcionándole medios diversos de análisis de eventos que pueden ser aprovechables para interiorizar el mensaje y hacerlo más impactante.
  2. Por otro lado, para el interlocutor, metodológicamente hablando resulta más fácil recordar una enseñanza en un evento. Es el uso de la imaginación lo que se intenta explotar.

Es un recurso muy utilizado por nuestro Señor Jesucristo. La parábola es una semejanza o comparación más o menos desarrollada. Comúnmente lo utilizó para revelarnos realidades que escaparían de nuestro alcance.

Cada una de sus parábolas contiene elementos fácilmente perceptibles:

1°. Resalta su realismo y su verdad, eligiendo un hecho concreto, real o imaginario, pero absolutamente probable.

2°. Bajo las imágenes late un proceder (causas y efectos de las cosas) religiosa y moral tan elevada como profundamente humana. Una intuición que los niños fácilmente entienden y los sabios no agotan.

3°. Se observa ajuste y armonía entre la imagen parabólica y el pensamiento que quiere expresar.

4°. Resalta además la variedad, no sólo por la diversidad de imágenes, sino también por la tonalidad de cada una. Tan apacibles como la del pastor que carga a la oveja que se le ha perdido o la gallina que cuida a sus polluelos, como tiernas y conmovedoras como la del hijo pródigo; las intencionalmente irónicas como la de los niños que juegan en la plaza o el remiendo nuevo en el vestido viejo, como las terriblemente trágicas como la de la higuera estéril o la de los viñadores asesinos; entre muchas otras.

En todas ellas resalta la intencionalidad de Jesús con respecto a sus destinatarios: escribas y fariseos, como amas de casa; gente tanto de la ciudad como del campo; artesanos e instruidos; etc. Parece que tiene la parábola adecuada a cada circunstancia.

Una vez analizado lo anterior, revisemos nuestro cuento y critiquémoslo objetivamente, para descubrir lo que les hace falta para parecerse a las parábolas que nuestro Señor Jesucristo nos transmitió, contenidas en la Sagrada Escritura.

Para profundizar leamos las parábolas que podemos encontrar en los Evangelios, e intentemos entenderlas. Sugiero leer las notas al pié de página y marginales.

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