IV PARTE PEDAGOGÍA CATEQUÍSTICA

 

IV PARTE PEDAGOGÍA CATEQUÍSTICA

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IV PARTE PEDAGOGIA CATEQUÍSTICA

3.-EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD:

– El sentimiento

Del pudor, que antes no aparecía habitualmente, se manifiesta ahora con toda su viveza, como fruto de un sentimiento de la propia dignidad y como aprecio de los valores morales.

– Siente curiosidad sexual y fácilmente los de más edad le inducen a malas acciones. Los juegos sexuales son más frecuentes en los niños que en las niñas; son juegos generalmente homosexuales. En los niños se da un desmedido interés por sus propios genitales y por los de los demás. Tampoco se excluye una posibilidad de juegos heterosexuales.

– Hacia los siete años niñas se mezclan fácilmente. Cumplidos los ocho se distancian progresivamente y sobre los diez se establece una oposición sistemática, que viene amortiguada por la coeducación desde los primeros años.

– Frecuentemente se encuentran parejas de niños que “juegan a novios”, sobre los siete años. No conviene hacer tragedia ya que se trata de algo pasajero.

– Comienza a preguntarse por el papel del padre en los nacimientos. La mayor parte de la información la reciben, desafortunadamente, de sus compañeros, y, por lo general, de manera incorrecta, aunque con nuevos planes de estudio va cambiando la situación. Deberán ser los padres y educadores quienes debieran informar con sencillez sobre esta delicada materia.

4.-EVOLUCIÓN DE LA MORALIDAD:

En esta edad se inicia el paso hacia una moral autónoma. Hasta el momento sus padres eran su “conciencia exterior” por su aprobación o desaprobación en sus comportamientos. A partir de ahora no sólo obedece al adulto sino a la norma misma, considerada con existencia propia, aunque impuesta desde fuera. Se atenúa el formalismo moral. Comienza a aceptar una interpretación de la ley, aunque prevaleciendo la “moral del deber” sobre la “moral del bien”.

A.-El realismo moral:

Aparece la conciencia moral, el sentido de la responsabilidad y el sentido de la justicia: sabe que una cosa es buena o mala, aunque no le castiguen. Forma sus criterios y se le puede convencer con argumentos racionales y no sólo afectivos. Se siente más reservado, con más pudor y con deseos de saber el porqué de las órdenes que recibe. Coloca a Dios al lado de los legisladores, sin considerar las circunstancias atenuantes. Admite fácilmente que debe ser castigado por haber faltado a la ley sin haberlo querido, aunque no se sabe exactamente hasta qué punto se reconoce culpable (Jean Piaget).

B.-Consecuencias:

No dar una formación severa, cultivar las virtudes morales, educar su libertad espiritual; que el niño haga las cosas por su convencimiento y no sólo por el mandato, la coacción y la vigilancia de los mayores. Sin dar sentido abrumador a la culpa y haciendo hincapié en las distintas faltas morales, según diversa importancia, enseñándoles a reparar el daño causado, aunque haya sido sin mala intención.

5.-EVOLUCIÓN DE LA RELIGIOSIDAD:

A esta edad el niño es naturalmente piadoso. Dios se hace más íntimo. Más espiritual. Dios pasa de ser un ser mágico a un ser que vive y actúa en relación con su mundo de niño y su misma persona.

*Las narraciones, los libros sagrados, Las canciones religiosas ayudan a esta imagen.

* Va adaptándose progresivamente a la religión institucional y a las enseñanzas que se imparten. La familia sigue siendo el factor externo principal, pero no exclusivo. Se amplía su círculo: maestros, amigos, colegio, parroquia, etc., adoptando los conceptos religiosos y los intereses del ambiente.

* Dirige sus relaciones afectivas a Dios en la misma manera en que lo hace con sus padres. Si Hay falta de armonía entre los mismos surgirán sentimientos de culpabilidad y f alta de confianza en Dios.

*Sus respuestas religiosas son las aprendidas de sus maestros y educadores. La noción de Dios es menos pueril. Se interesa por El no sólo como Padre sino como Hacedor que habita en el Cielo y es autor de todas las cosas. El Dios justiciero irá cediendo paso al Dios bondadoso.

*Es la edad del primer “SI” y del primer “NO” a Dios. Su oración empieza a ser más socializada y es capaz de pedir por los demás. Considera que Dios le concede o niega una cosa según su conducta. Los sacramentos de la confesión y de la comunión son para él automáticamente eficaces.

* Diferencia entre los sexos: La religiosidad en la niña aparece antes y se desarrolla con más profundidad, matizada de afectividad y de detalles, captando mejor el sentido simbólico. Para ella Dios se da en un encuentro afectuoso, mientras que para el niño. Dios se manifiesta por su fuerza, poder y perfección moral

VUESTRO TESTIMONIO ES INDISPENSABLE PARA LA COMUNICACIÓN DEL MENSAJE DE JESÚS. “LOSNIÑOS APRENDEN MAS POR LOS OJOS QUE POR LOS OÍDOS” (Juan Pablo II, Alemania, XI .80

VI.-COMO EDUCAR EN LA FE:

Esta edad es la más apropiada para la “catequesis didáctica”, acomodada a su desarrollo psicológico. Una enseñanza “sistemática” y concreta. Es el mejor momento para proporcionar una “cultura religiosa” y para adquirir una síntesis de la doctrina cristiana. Su facilidad para aprender puede ser un peligro para su educación religiosa, pues aprende lo que sea sin a veces interesarle mucho. Puede reducir la religión a un

“mundo de cosas”. Dios es menos íntimo que antes, por eso se dice que es la edad del “deísmo racionalista”. Habrá que ayudarle a personalizar sus relaciones con Dios, Jesús, María. Necesita una catequesis sólida y documentada, con razones suficientes, mejor a través de hechos bíblicos, litúrgicos, eclesiales y nunca partiendo de nociones abstractas. Aceptará seriamente las afirmaciones de la fe fundamentadas en el testimonio de sus padres y educadores. Hay que ayudarle a comprender que la fe no consiste en “saber muchas cosas” sino en identificarse con Jesús.

A.-El catequista y educador cristiano ha de darle, al final de esta etapa, una síntesis doctrinal, sistematizada y vital de la fe. Ideas esenciales sobre Dios, Jesús, la Iglesia, María, la redención, la santificación, la oración, etc. El programa debe estructurarse siguiendo el año litúrgico, con los siguientes objetivos:

*Suministrarle progresivamente los datos esenciales del Mensaje Cristiano, que permitan al niño ir construyendo una síntesis del mismo.

*Formar en las actitudes básicas cristianas conocimientos, actitudes, motivaciones, juicios de valor, etc.

* Integrar los datos religiosos que le ofrece la vida en su verdadero significado dentro de la fe cristiana: diálogo “fe-cultura”.

B.-Contenidos de la enseñanza religiosa:

* Hay que darle a conocer a Dios por sus obras objetivas: fuente del universo que

ha creado por amor. El Dios que ha llamado al pueblo judío y que se ha revelado plenamente en Jesucristo.

* Que descubra a Dios que actúa ahora en los cristianos, en toda su vida y especialmente en la eucaristía de la comunidad

* Basarse en “conductas cristianas” más que en “conceptos”.

* Conviene que aprenda textos bíblicos de memoria y fórmulas esenciales del catecismo, aunque no los comprenda plenamente, por el momento. Esto le da seguridad.

* Ayudarle a comprender que los sacramentos no sólo “dan” sino que también

“exigen”.

* Variarle la forma de la oración para evitar el formulismo, con intenciones particulares concretas, especialmente las que ayudan a vivir y ser mejores.

* Ayudarle a vivir la vida cristiana “con los otros”, en familia, en la parroquia, en la escuela, entre sus amigos, en los movimientos católicos.

* Cuidar mucho “el ambiente”, que es de gran influencia en este momento de su vida por lo mucho que le condiciona para bien o para mal (Pedagogía salesiana del ambiente).

“JESÚS A LOS DOCE AÑOS QUEDO TAMBIÉN CAUTIVADO POR AQUELLA CATEQUESIS EN EL TEMPLO DE JERUSALEN. QUE, EN CIERTO MODO, SE

OLVIDO DE SUS PADRES” (Carta a los Niños,Juan Pablo II)

 PRIMERA CONFESIÓN

Partiendo de la conciencia de pecado que el niño tiene a esta edad, en que suele hacer la primera confesión y comunión, veremos algunos aspectos catequéticos de estos sacramentos de iniciación.

1.-EL NIÑO Y EL PECADO:

Según algunos psicólogos, se dan casos de niños de seis a siete años que tienen conciencia de la ofensa hecha a Dios por algún acto prohibido por Dios o por la omisión en algo que El pide. Sin embargo, la mayoría de ellos afirman que, en un gran número de casos, la confesión de los niños se reduce a recitar al sacerdote un cierto número de “pecados” sobre los cuales los padres o los catequistas han insistido cuando les ayudan a hacer el examen de conciencia.

MARIE FARGUES hace notar que, más que ofensas a Dios, son ofensas a las personas mayores; es decir, se sitúan en una perspectiva humana más que religiosa. Sería más correcto poner al niño en la presencia de Dios y que ve-a lo que él cree que Dios le reprocha. Más que “listas de pecados” ayudarle a precisar las intenciones de sus acciones. Hay que insistir en que lo malo no es “manchar el alma” sino perder la amistad con Dios.

2.- ¿PUEDE PECAR UN NIÑO?

JUGMANN a firma: “Debemos partir del supuesto de que un pecado mortal antes de los diez años, no es generalmente posible en los niños por falta de juicio”. TIJSMANN considera que si aceptamos que el sacramento de la penitencia es para el perdón de los pecados cometidos después del Bautismo, entonces, la confesión de los niños no puede ser justificada, si se admite que los niños no pueden cometer tales pecados.

Este problema viene preocupando a los estudiosos de psicología y pedagogía religiosas, así como a los teólogos. Hoy nos atenemos a las orientaciones del Magisterio que considera la edad de ocho a nueve años como propicia para la primera confesión y comunión. DRINKWATER dice que, al hablar a los niños, hay que decirles que el “pecado mortal” es un “pecado grande, que demuestra que uno no quiere ser amigo de Dios, mata la vida de la gracia y, si muriéramos sin arrepentimos, nos separaría de Dios para siempre.  Los “veniales” son más pequeños y no nos separan de Dios para siempre.

3.-¿DEBEN CONFESARSE LOS NIÑOS PEQUEÑOS?

Si sólo hubiera obligación de confesar los pecados mortales, graves, habría que admitir que los niños pequeños no tienen que confesarse. Sin embargo, son muchos los catequistas que hablan de la “utilidad” de que el niño confiese sus pecados: serviría de aviso cordial para examinar y corregir sus faltas y, sobre todo, educar la sensibilidad de su conciencia JUGMANN afirma: puesto que no hay pecados graves, bastaría darle un simple bendición, junto con unas palabras de aliento. Debe quedar bien claro en la conciencia del niño que la Confesión no es simple requisito para la comunión. Por lo cual es conveniente separar la primera Confesión de la primera Comunión. El niño está preparado para la primera Confesión cuando manifiesta que quiere volver a la amistad con Jesús, distingue entre acción mala deliberada e involuntaria, es capaz de hablar de sus faltas por sí mismo y ve que el pecado es “algo personal” entre él y Dios.

4.-CATEQUESIS DE LA PRIMERA CONFESIÓN:

No es un requisito para poder comulgar, sino que la “primera Confesión” ha de tener consistencia en sí misma, en orden a “despertar” la conciencia del niño, con una educación moral positiva y unas nociones bien claras del bien y del mal considerando al pecado como un “NO” dado a Dios que nos ama. Para ello, ayudarles a tener

* Sentido de la libertad humana.

* Sentido de la responsabilidad personal ante Dios y la conciencia.

* Sentido de la reconciliación como “recuperación de la amistad perdida con Dios y con la Iglesia.

EL MODO PRACTICO DE CONFESAR tiene en cuenta el tiempo y el lugar más apto para la reflexión, que puedan .hacerlo dos o tres veces antes de la Comunión, con invitación a los padres, por separado y conjuntamente, con un recuerdo apropiado que lleve la fecha. También cabría la posibilidad de que hubiera un “padrino amigo” que apoyara en este momento y en el porvenir su fe de niño.

JESÚS ES VUESTRO AMIGO. NO LO OLVIDES JAMAS. HACED UN PACTO DE AMISTAD CON JESÚS Y NO LO ROMPÁIS JAMAS (Juan Pablo II a los niños, Roma, VI, 79).

 ACTIVIDAD:

1.-Elaboro un sencillo programa de lo que se podía organizar en mi lugar de Catequesis con motivo del día de la Primera Confesión, según las orientaciones anteriormente expuestas.

2.-Ponemos en común las experiencias de nuestras “confesiones de niños.

 

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