LA CATEQUESIS Y LOS CATEQUISTAS EN CLIMA DE ORACIÓN

LA  CATEQUESIS Y LOS CATEQUISTAS EN CLIMA DE ORACIÓN

 El aprendizaje de la vida cristiana que se adquiere en la catequesis adquiere profundidad, interioridad, cuando la catequesis se imparte en clima de oración: «Cuando la catequesis está penetrada por un clima de oración, el aprendizaje de la vida cristiana cobra toda su profundidad. Este clima se hace particularmente necesario cuando los catequizandos se enfrentan a los aspectos más exigentes del Evangelio y se sienten débiles, o cuando descubren –maravillados– la acción de Dios en sus vidas». Pero nos pueden surgir muchas preguntas acerca dela oración en la catequesis:

«Con frecuencia nos preguntamos: ¿Cuándo debemos orar y cómo hemos de hacerlo en la sesión de catequesis? Y podemos responder que la oración surge en la catequesis en muchos momentos y de diversas formas, unas veces es fruto del encuentro con la experiencia humana de uno mismo. Otras es respuesta a la escucha de la Palabra de Dios. A veces surge como una necesidad imperiosa de súplica, de alabanza y de acción de gracias, provocada por la mirada a la vida de otras personas, por la contemplación de la creación salida de las manos de Dios. Y, en todo caso, hemos de estar convencidos de que el encuentro personal con Dios es algo que no podemos programar nosotros. Todo esto nos exige estar atentos a la acción de Dios y favorecer siempre la oración del catequizando»

Hay una parte de la oración que ha de tener en cuenta el catequista, otra parte la pone Dios. Así la oración va brotando, pero es Dios quien la dirige. Sin embargo, el catequista no ha de olvidar algunos aspectos importantes, motivaciones y criterios a seguir.

  1. Comenzar invocando a la Santísima Trinidad

Iniciar a la vida de oración en la catequesis es una tarea fundamental, que Si faltara en el contenido catequético sería algo superficial, incapaz de transformar el corazón de la persona. Si se desea que la vida sea contemplada con la mirada de la fe, desde el comienzo de la catequesis hemos de situarnos ante Dios, como un pobre que lo espera todo de Él.

Los que se inician en la vida cristiana necesitan saber que todos estamos llamados por Dios a entrar en su intimidad y que por la enseñanza de Jesucristo y a través de Él podemos “atrevernos” a hablar con Dios como un hijo habla con su padre.

Por eso debemos comenzar la catequesis santiguándonos en el nombre de la Santísima Trinidad, reconociendo su presencia en el grupo catequético. Luego se ha de invocar al Espíritu Santo para que venga a iluminarnos y a dar el conocimiento del misterio de Dios que quiere mostrarse en la catequesis. Y tener presente a María para que como ella seamos «oyentes» de la Palabra.

  1. Orar desde la vida

La primera parte de la catequesis ha de arrancar de la experiencia de vida de los catequizandos. Desde el comienzo se ha de enseñar que Dios habla a través de su Palabra, pero también a través de la propia vida y de la vida de los demás. Es el Espíritu Santo el que nos hace descubrir la mano de Dios en los acontecimientos de nuestra vida. Los

acontecimientos de la vida (el sufrimiento, las enfermedades, la división, la violencia, la injusticia…) son una llamada a la oración. Todo lo que atenta contra el amor de Dios y del prójimo es una llamada a la oración para que Dios restablezca en nosotros la nueva vida que nos ha concedido en su Hijo.

Algunas preguntas pueden suscitar en nosotros la oración:

  • A la luz de nuestra vida ¿qué hemos de pedir al Señor? ¿qué le hemos de agradecer? La petición o agradecimiento la hacemos dirigiéndosela al Señor. No diríamos «yo quiero pedir al Señor para que…», sino «Señor, te pido para que…».
  • ¿Cómo viene Dios a amarme en este momento? Desde lo que sentimos, elevamos nuestra oración.

El catequista ha de orar y enseñar a orar desde la vida.

  1. Orar desde la Palabra

La Palabra, que contiene la vida y la luz de los hombres (cf Jn 1,4), es lámpara para los pasos (cf Sal 119,105) del catequista y del catecúmeno. Dios habla al corazón de cada persona y se comunica a través de su Palabra, que es mensaje salvador y vida divina. Dios mismo siembra la Palabra en el corazón del catequista y de los catequizandos para un crecimiento en la fe: «La oración y la frecuente meditación de la Biblia permiten al catequista alcanzar en su ministerio la “sabiduría” de su fe, es decir, una serie de actitudes que él debe vivir y transmitir a los catequizandos para formarles en una mentalidad de fe».

El corazón del acto catequético es el encuentro del catequista y de los catequizandos con la Palabra. El encuentro se hace oración cuando hay escucha, acogida, diálogo, interiorización, pues la Palabra bien proclamada, acogida y meditada, es fuente inagotabl e de oración viva para todo cristiano. La Palabra orada nos hace entrar en la vida nueva: «La catequesis de niños, jóvenes y adultos está orientada a que la Palabra de Dios se medite en la oración personal, se actualice en la oración litúrgica, y se interiorice en todo tiempo a fin de fructificar en una vida nueva»

Al orar con la Palabra surgen algunas preguntas:

  • ¿Qué dice la Palabra? Nos invita a analizar el texto.
  • ¿Qué me dice la Palabra? Es la aplicación a la propia vida.
  • ¿A qué me invita la Palabra? Son los compromisos prácticos para

Llevarlos a la vida. La Palabra, que ilumina la vida, hace que los catequizandos

despierten a una vida según los caminos del evangelio. De aquí que la Palabra sea compañera de camino para el catequista y para todo cristiano que se tome en serio la vida según el evangelio.

  1. Orar al final de la catequesis

Todo lo que se ha vivido y reflexionado en la catequesis puede convertirse en motivo de oración, por eso al final de la catequesis se puede terminar con una oración de petición, de perdón, de acción de gracias o de alabanza. También se puede crear un clima de silencio y de paz antes de despedirse del grupo para tomar conciencia de la presencia de Dios con nosotros. Esta oración del final puede adquirir un compromiso a seguir orando durante un tiempo determinado todos los días para llevar a la práctica el mensaje recibido en la catequesis. Una buena forma de acabar la catequesis es uniendo las manos todos los que han participado, orando juntos el Padrenuestro, el Ave María y el

Gloria, y sintiéndose familia de Dios. Como hay que reemprender la vida, la oración del final da la fuerza para continuar el camino.

La oración es la actitud y el clima para dar y recibir la catequesis:

«La oración entra en la conversación catequética no como un rito habitual del comienzo o del final, sin referencia a cuanto se va a decir o se ha dicho. Resultaría una actitud extemporánea, porque se vería privada de una relación inmediata con cuanto ha ocurrido o va a ocurrir en el encuentro con el Señor».

P. LÁZARO ALBAR

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