MARÍA PRIMER MODELO DE DISCÍPULO

MARÍA, PRIMER MODELO DE DISCÍPULO

 

El primer modelo de discípulo es María de Nazaret, “porque… fue la más perfecta seguidora de Cristo”. Exhortación Apostólica sobre el culto mariano, 35)

En Ella, pues, la imagen del discípulo encuentra su realización más completa.

María es realmente la “privilegiada”.

La Virgen es ante todo “modelo” de tu ser catequista, porque se proclama la “esclava del Señor”.

Es un aspecto esencial del ministerio de la Palabra.

Por tanto, te es indispensable una auténtica devoción a María en el revivir sus elecciones ante el Señor.

María esclava del Señor abril 26- 38)

Cuando Isabel estaba en el sexto mes el ángel Gabriel  fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una Virgen desposada con un varón llamado José de la casa de David; y el nombre de la Virgen era María. Entrando junto a ella, le dijo: “Salve, llena de gracia, el Señor es contigo”. A estas palabras María se turbo, y se preguntaba que significaría tal saludo. Y le dijo el ángel: “deja de temer, María, porque has encontrado gracias ante Dios, concebirás y darás a luz a un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre, reinara sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin”. María dijo al ángel: “Cómo será esto, pues no conozco varón”?. Y el ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será llamado Hijo de Dios. He aquí que Isabel, tu pariente, ha concebido también un hijo en su ancianidad; y la que se llamaba estéril está ya en el mes sexto. Porque nada hay imposible para Dios”. Dijo entonces María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra”. Y el ángel la dejó.

“A estas palabras María se turbó” (v.29)

Ante el saludo del ángel que la proclama “privilegiada”, María siente la turbación propia de los que ante Dios se consideran pequeños, humildes, es decir, personas sin importancia.

Siente en sí misma la turbación profunda de quien descubre, improvisamente, que la propia vida está tomando nueva dirección, improvista y desconcertante.

Es un hecho sobre el cual María se interroga preguntándose el significado de todo esto, porque desea ser plenamente consciente de su decisión.

La Palabra de Dios es siempre importante, personal, decisiva y por eso no se puede acoger superficialmente. María es modelo del discípulo que profundiza la Palabra, porque siempre es un don del Señor, al que hay que prestarle toda la atención.

No puedes leer la Palabra de Dios, mientras te preparas para la catequesis, sin sentirte implicado por el anuncio que el Maestro te hace en este momento.

El discípulo es uno que escucha la Palabra del Señor y establece con el Maestro un diálogo directo, cara a cara, para luego extenderlo, enriquecido con vibraciones vitales, a todos los que encuentra.

“ Cómo será esto, pues no conozco varón?” (v. 34)         

María está atenta a captar todas las exigencias del proyecto de Dios, a conocerlo en sus diversas peticiones, para hacer más responsable, pero también más completa, la propia colaboración. La impotencia de la Virgen se convierte en la potencia del Espíritu, su pobreza en la riqueza de la manifestación del Señor, su humildad en la  fuerza de Dios.

María descubre en la respuesta del ángel que el Señor, teniendo necesidad de su colaboración humana, obra por encima de ella, con su acción soberana y totalmente independiente de su contribución. La Virgen cree en esta gratuita iniciativa de Dios y ofrece su cuerpo virginal, para que se convierta en el lugar en donde se manifieste que Jesucristo es solamente don del Padre a los hombres.

Es la actitud propia del discípulo.

Toda colaboración humana a la acción de Dios, entre ellas la tuya de catequista, se inspira en un sentido profundo de humildad creyendo que es el Señor quien siempre dona, obra, toma las iniciativas de salvación en ti y en aquellos a quienes anuncies la Palabra.

Tomado del libro: El catequista discípulo del Señor. Meditaciones de Gaetano Gatti sobre el Evangelio

 

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