PENSAR LA CATEQUESIS: NO CORRO EL RIESGO DE PERDER, NO CULTIVO LA TIERRA

Para no correr ningún riesgo.. no se animaba a sembrar

Un pobre campesino estaba sentado a la puerta de su pobre rancho medio destruido, cuando se le acercó un pasajero y le pidió un vaso de agua.

– ¿Cómo le va con la cosecha del algodón? Le preguntó. -“No tengo algodón- contestó el campesino. Temí que me lo comiera el picudo.

– El maíz, entonces, ¿cómo le va? – Tampoco sembré maíz – Le contestó – . Temí que no lloviera”.

El forastero, un poco confundido, siguió preguntándole – ¿Y las papas cómo van? – No sembré papas, porque tuve miedo a los gusanos.

– Pero – hombre – ¿qué sembró usted entonces?

– Nada – respondió el campesino.- “quise ir sobre seguro”.

Cuando el trabajo no es un valor todas las excusas o pretextos son buenos para no trabajar. Y pensar que el trabajo no es una consecuencia del pecado original. Cuando Dios creó al hombre, le dio la responsabilidad de trabajar y cuidar la tierra. “Yahvé tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara”(Gn 2,15) El trabajo no es una maldición sino la manera de colaborar con Dios creador.

Es verdad que el pecado deformó y sigue deformando esta actividad humana, de por sí fuente de alegría.

Lamentablemente, una de las consecuencias del pecado, fue también la de distorsionar la relación que existe entre el hombre y la naturaleza. El trabajo se convirtió en medio de explotación de los pobres; en lugar de ser fuente de dignidad y de satisfacción; se hizo fin a sí mismo. En algunas culturas se vive para trabajar y en otras se trabaja sólo para sobrevivir, es decir, para sacar de la tierra lo mínimo indispensable para seguir viviendo. Pero los fines del trabajo no se reducen a producir alimentos sino para elevar el nivel de vida del hombre. Dominar la tierra y someterla tiene como fin principal permitir al hombre de vivir según su dignidad de hijo de Dios.

Jesús pasó gran parte de su vida trabajando como carpintero y no creyó que estaba perdiendo tiempo construyendo mesas y sillas, tablas y ventanas para sus compatriotas de Nazaret.

Pedro Chinaglia Salesiano (SDB)

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