Un pañuelo más elocuente que las palabras
Una vez vino a verme una muchacha que cursaba el doctorado en la universidad. Era mayor, había terminado todos sus exámenes y estaba realizando su tesis, de modo que era una persona madura. Comenzó a hablarme de algunas situaciones de su vida y al cabo de un rato expresó algo que le dolía mucho. Estaba enamorada y le habría gustado casarse con un muchacho, que también la amaba. Pero a sus padres el muchacho no les gustaba y no le permitían seguir con él. En la India los matrimonios, en general, los hacen los padres. Aunque ahora hay más apertura a nivel de la universidad, la mayoría de las familias todavía insisten en elegir la pareja para sus hijos. Aquellos padres dijeron a su hija que no, que no querían que se casara con aquel joven a quien ella amaba. Y ella me decía lo siguiente: “Yo quiero mucho a ese joven y deseo casarme con él, pero mis papás no aceptan. Para mí lo primero en el mundo son mis padres, no puedo imaginarme darles un dolor tan grande. Yo la escuchaba con toda atención; pero no pude fijarme en el hecho de que, mientras hablaba., sus manos manipulaban sin cesar su pañuelo. En la India, con mucha frecuencia, las mujeres llevan en la mano o atado al bolso, un pañuelo bordado. Ella tenía aquel pañuelo en la mano mientras hablaba y lo que hacía con él, era retorcerlo de mil maneras. Ella decía una cosa y sus manos mostraban lo que sentía realmente. Su lenguaje estaba censurado pero sus manos habían escapado de la censura y estaban dando el verdadero mensaje en forma dramática: era el cuello de sus padres que ella estrujaba entre sus manos. No pude más que decirle: “¿Has notado querida, que tus manos le están haciendo al pañuelo lo que querrías hacer con tus papás?” Ella cayó en la cuenta, miró su pañuelo completamente estrujado y echó a llorar. Es verdad que nuestro cuerpo con sus movimientos espontáneos nos traiciona o, mejor dicho, revela lo que las palabras quieren ocultar. Nuestros gestos, nuestra manera de vestir, caminar, reír, caminar. Hablar etc. nos revelan lo que somos aunque no tengamos ninguna intención de manifestar nuestro interior. Sobre todo los ojos, son espejo del alma, nos traicionan fácilmente tanto que si queremos mentir tenemos que dirigir la mirada no en los ojos del que nos habla, sino tenemos que mirar por otro lado. La mentira se manifiesta así como algo que va en contra de nuestra naturaleza. Querríamos encerrarnos en nosotros mismos mientras que todo nuestro ser nos orienta hacia la intersubjetividad, la comunicación y la comunión.
me gusta todo esto para reflexionar mucho cada gesto que hago cuando quiero escuchar y no quiero escuchar bonito mensaje Dios les bendiga.
Gracias Lalo. También a ti Dios te bendiga en unión con tu familia.
Nos encomendamos a tus oraciones.