CARTAS DEL PAPA FRANCISCO A LOS CATEQUISTAS

QUERIDOS CATEQUISTAS

Cartas, homilías y discursos

JORGE M. BERGOGLIO

Papa Francisco

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QUERIDOS CATEQUISTAS

ÍNDICE

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Un material para trabajar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  4

Diez ideas clave de los mensajes del actual papa Francisco a los catequistas…  5

Cartas y mensajes del cardenal Bergoglio

  1. ¡Catequistas, a la calle! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
  2. El catequista y su relación personal con el Señor… 13
  3. El catequista como adorador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
  4. La pedagogía de la presencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
  5. Caminar como pueblo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
  6. La vocación del catequista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
  7. La pedagogía de la escucha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
  8. La evangelización orientada a la periferia. . . . . . . . . . . . . . . 55
  9. Elegidos para una misión

Palabras al Consejo Presbiteral de Buenos Aires. . . . . . . . . .           61

  1. La renovación pastoral y catequética. . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
  2. Pastoral de la cercanía y de los vínculos. . . . . . . . . . . . . . . . 77

Discurso y homilía del papa Francisco

  1. Ser catequista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
  2. Memoria de Dios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

Los gestos del papa Francisco: una catequesis viva. . . . . . . . . .      93

Un material para trabajar. .

Los gestos del papa Francisco: una catequesis viva. . . . . . . . . .      93

Presentación

Presentamos estos textos como una forma de reconocimiento por todo su apoyo a los catequistas, cuando fuera obispo de Buenos Aires, y con la intención de compartir toda la riqueza de sus intuiciones y reflexiones sobre la catequesis con otros catequistas y agentes de pastoral. Los mensajes de Bergoglio estaban dirigidos inicialmente a la diócesis de Buenos Aires, sin embargo, son ahora una fuente de inspiración para los cristianos de todo el mundo.

Así pues, ofrecemos los textos completos de dichas cartas, de algunas homilías y de las alocuciones del cardenal Jorge Mario Bergoglio, actual papa Francisco, referentes a la catequesis. Están ordenados por fecha, de manera ascendente hasta el año 2012.

Ofrecemos también el discurso que dirigió a los meses de ser elegido Papa a los participan del primer Congreso Internacional sobre la Catequesis, y la homilía dedicada a ellos (27 y 29 de septiembre de 2013). Esperamos que estos mensajes y discursos del Papa sean de utilidad y nos ayuden en la reflexión y puesta en marcha de nuevos rumbos en la catequesis que la Iglesia está necesitando.

Las reflexiones del actual papa Francisco seguramente constituirán un faro principal para nuestra tarea como catequistas en la Iglesia y en el mundo actual.

 

Luis M. Benavides

Catequista y educador,

miembro de la Junta Archidiocesana

de Buenos Aires

Introducción

DIEZ IDEAS CLAVE DE LOS MENSAJES DEL ACTUAL PAPA FRANCISCO A LOS CATEQUISTAS

El papa Francisco siempre ha estado cerca de los catequistas. Así lo ha demostrado en su discurso a los participantes del primer Congreso Internacional sobre la Catequesis del 27 de septiembre de 2013 y así lo hacía como parte de su programa pastoral, cuando era arzobispo de Buenos Aires, todos los años en día del catequista. Además de la celebración, para esta fecha preparaba una carta en un tono cercano y provocador dirigido a todos los catequistas de la arquidiócesis.

Presentamos diez claves que pueden ayudarnos en la lectura de sus mensajes a los cate-quistas: cinco en relación a la persona del catequista y cinco en relación a los encuentros de catequesis.

¿QUIÉN ES CATEQUISTA?

El entonces arzobispo de la ciudad porteña de Buenos Aires presenta al catequista como un místico, como una persona enraizada en la Palabra de Dios, como un testigo, como un miembro del Pueblo de Dios…

  1. Adoradores que enseñan a adorar y a contemplar

Catequista, en primer lugar, es aquel que hace experiencia de Dios. Es un “místico” que es capaz de hacer que el catecúmeno, niño o adulto, también la haga desde su propio camino.

“Solo en la contemplación del misterio de Amor que vence distancias y se hace cercanía, encontraremos la fuerza para no caer en la tentación de seguir de largo, sin detenernos en el camino.” (2002)

La adoración es ciertamente la posibilidad de relación: solo el amor vence las distancias y nos hace compasivos. Por eso, es necesaria también la preparación de los niños para la contemplación. Ello es posible si se hace de la catequesis una iniciación, un proceso, un itinerario:

“Hoy más que nunca se hace necesario enseñar a adorar a nuestros catequizandos, para que nuestra catequesis sea verdaderamente iniciación y no solo enseñanza.” (2002)

  1. Hombres y mujeres de la Palabra

Si bien el centro de la catequesis está en esta iniciación a la vida cristiana, el catequista ha de ser también maestro y educador: es un pedagogo de la comunicación.

“El catequista está llamado a ser un pedagogo de la comunicación. Quiere y busca que el mensaje se haga vida” (2005).

Esta pedagogía de la comunicación no está desencarnada sino que se hace presente a partir de una “mirada sanadora, acogedora”, porque palabra y vida no son separables en este estilo comunicativo. Se trata de una mirada que valora, que dignifica, que da la palabra a los interlocutores.

Es una mirada que reconoce hijos de Dios en todos. Reconoce personas amadas por Dios, historias habitadas, y las interpreta a partir del Evangelio. Es una mirada que también busca fuera, no solo en los catecúmenos sino en todos. Es una mirada que descubre, en definitiva la dignidad en la pobreza.

Este estilo catequístico es posible si el catequista es una persona cercana a la Palabra de

Dios y encuentra en ella la fuente inspiradora de toda su pedagogía.

  1. Testigos más que maestros

La catequesis es, por un lado, transmisión de la fe y del mensaje y, por el otro, es testimonio

y encuentro. Bergoglio hace hincapié en este aspecto vincular de los encuentros en catequesis: la catequesis no se comprende sin ser testimonio de vida y sin ser relación de

projimidad entre catequistas y catequizandos.

La projimidad es así la forma característica con la que se relaciona todo catequista.

Pero, si bien el catequista es un pedagogo de la comunicación y de las relaciones inter personales, también es cierto que antes que nada es un testigo que ha vivido personal y comunitariamente el misterio de la salvación. Eso es lo que transmite.

“Necesitamos de la experiencia fundante de una fe sencilla, que se hace vida y cultura.

Tenemos que habituarnos al infatigable esfuerzo del discernimiento comunitario que nos ayude a despojarnos de todo aquello que haga lento, viejo y pesado nuestro ser discípulos misioneros.” (2008)

  1. Artesanos del cuidado

A partir de la projimidad como modelo de relación, Bergoglio propone que los catequistas sean “artesanos del cuidado”. Este cuidado se entiende como un hacerse cargo de la realidad y hacerse cargo de los demás.

Se trata ciertamente de una opción personal y social. En el caso de los educadores y catequistas, significa hacerse cargo de los chicos como parte de su tarea educativa y misionera:

“Cuando alguien siente que se están haciendo cargo de su problema, descansa, confía, camina con más fuerza, madura. Cuando alguien siente que lo cuidan, que lo cuidan bien, no que lo asfixian al cuidarlo, se siente persona y crece en libertad”.

No solo es hacerse cargo de las personas individualmente. También significa hacerse cargo de un grupo, de un barrio, de un país y crear la junto a la “civilización del cuidarnos mutuamente” y de superar la indiferencia que paraliza.

  1. Ciudadanos sin fronteras

La misión del catequista se comprende entre el arraigo y la misión. El arraigo hace referencia a un lugar concreto, en el caso de Argentina, a la ciudad de Buenos Aires. Más aún, la misión y el ministerio catequístico se inserta en este lugar concreto: “Dios habita en la ciudad” y es allí donde debemos buscarlo y es allí donde está la Iglesia (2011).

Si nosotros vivimos en la ciudad y Dios habita en la ciudad, es llamativo que el entonces arzobispo no deje de hablar de “salir fuera”, de ir a la “periferia”. Justamente es en el con texto concreto, en el que se hunden nuestras raíces, donde hay un centro y una periferia.

Y periferia se refiere a los necesitados, a los marginados, a los más pobres, a los que tienen problemas de cualquier tipo y también a los que se encuentran en la periferia religiosa, es decir a los que no tienen fe o no la viven con plenitud. “Salir fuera” es mirar compasivamente a los más necesitados y hacerse cargo de la realidad concreta y palpable de la ciudad. Los catequistas no pueden quedarse dentro las fronteras de la parroquia o de la catequesis sino que han de mirar y actuar compasivamente en la periferia.

Ciertamente, la Nueva Evangelización requiere para Bergoglio agentes pastorales arraigados y misioneros, personas con hondas raíces y de una fe profunda para anunciar sin fronteras el mensaje de salvación. Anunciar consiste, desde estas raíces, en “salir fuera”, salir a la periferia. Y la posibilidad de esta vida de arraigo y expansión reside en una certeza: el amor de Dios y la fe en Jesús.

Qué hacemos en la catequesis

¿Dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos? ¿Qué aportes concretos de los mensajes del actual papa podemos asimilar en nuestras catequesis? Presentamos otras cinco claves que se traslucen en sus intervenciones que pueden ayudar a reflexionar sobre el desarrollo de los encuentros de catequesis.

  1. El camino juntos

La catequesis no es un hecho estático sino que se trata de un proceso, de un camino que hacen juntos el catequista y los chicos o adultos. Hacer este camino juntos y desde la autenticidad personal es la clave del crecimiento personal. No se trata de dar contenidos abstractos sino de escuchar las propias inquietudes y las de los demás y de buscar respuestas juntos. A esto llama Bergoglio el “camino de los trascendentales”. Porque este camino llena de esperanza, conduce a la verdad y nos deja vislumbrar la belleza.

En este sentido, la catequesis es un proceso, y el catequista es un “testigo de cómo se camina, un compañero de ruta cercano, alguien que se hace prójimo”. Ciertamente, este camino no puede recorrerse desde una distante cortesía ni desde la distancia o promiscuidad sino desde la propia vida y experiencia, desde nuestra “verdad”. Y catequizar es para Bergoglio compartir esa verdad mientras vamos de camino.

Es preciso entonces que la catequesis sea un recorrido común por el camino de la verdad, la bondad y la belleza: la catequesis puede ser una experiencia bella, que nos anime al bien y en la que andemos en verdad, en nuestra verdad más concreta y más comunitaria.

  1. El testimonio y la enseñanza

Los encuentros de catequesis han de incluir de manera creativa y armónica el testimonio y enseñanza. Los maestros y los catequistas son modelos de vida, comparten su vida, la que han transitado con toda la honestidad posible. En este sentido, y ante el peligro de enciclopedismo, no es posible reducir los encuentros a mera doctrina. Ciertamente, la catequesis es educación en la fe, es decir, que enseña a poner a Jesucristo en el centro de la vida, y la transforma.

  1. La relación de projimidad

Recordemos que, para Bergoglio, la catequesis consiste en el encuentro entre el catequista, que vive su fe y el niño o adulto que busca. Es un camino desde el dolor y el miedo hacia la plenitud, porque asume las realidades concretas de cada catecúmeno a quien ayuda a descubrir que Dios habita en nosotros.

Al catequista le toca entonces saber “auscultar” los interrogantes, las dudas, los sufrimien- tos y las esperanzas de los catecúmenos y recordar que Dios habita en sus corazones:

“Nuestra tarea será simplemente ¡y nada menos! ayudar a develar, a explicitar la Presencia de Aquel que ya está y tiene el poder de hacer plena toda vida.” (2010)

  1. La dimensión mistagógica de la catequesis

En continuidad con la compresión del catequista como un místico, reforzar la dimensión mistagógica de la catequesis se vuelve un desafío. Ello supone catequistas que sean adoradores y que ayuden a los catecúmenos a reconocer el paso de Jesús en sus vidas.

Esta dimensión mistagógica va de la mano de la expresión festiva. Los símbolos, la liturgia, la oración no pueden faltar en este camino de iniciación y profundización, que suele orientarse a la celebración sacramental. Se vuelve necesario crear espacios de celebración y de fiesta capaces de expresar el misterio del que los catecúmenos son testigos.

  1. La dimensión comunitaria y la pertenencia social

Una novedad del pensamiento del entonces arzobispo latinoamericano consiste en  reforzar el sentido de pertenencia social y comunitaria. Como hemos señalado, la catequesis se inserta en una localidad concreta, en una diócesis, en una parroquia, en un contexto específico. Por ello ha de ser inculturada para “salir a la periferia”. Necesita de “discípulos misioneros”, en términos de Aparecida, con hondas raíces culturales y una mirada salidora y misionera. Ello trae como consecuencia la revalorización de la vida comunitaria y algunas acciones concretas como traer testigos y protagonistas de la vida social y eclesial, celebrar en comunidad, compartir nuestra historia personal y colectiva…

Además, en consonancia con la pertenencia a un contexto concreto, a una Iglesia diocesana, a una comunidad particular, Bergoglio recuerda la importancia de recuperar la identidad, la memoria y la pertenencia de un pueblo que se sabe peregrino, en camino y en hacer memoria de sus protagonistas.

Bergoglio propone en este aspecto acoger a los testigos de la historia próxima, escudriñar los caminos del pueblo y de la historia y el peregrinar de las iglesias diocesanas. Por ejemplo, propone acoger en los encuentros a personas, ancianos, que han vivido estos momentos históricos para que cuenten sus razones, sus ideales y sus luchas. El diálogo, la escucha y el respeto han de estar en la base de nuestra comprensión histórica por encima de las narraciones excluyentes y condenatorias.

* * *

Hasta aquí hemos señalado diez claves presentes en sus mensajes a los catequistas.

Muchas de sus ideas han ido evolucionando a lo largo de los años. Se puede observar, por ejemplo, la gran influencia del documento de Aparecida, elaborado en la Conferencia

General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe cuyo tema era “Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tengan en él vida” (mayo de 2007). Bergoglio fue uno de los principales gestores de este documento, y es constante la alusión a él en los mensajes a los catequistas a partir de ese año. En especial refuerza dos ideas centrales: la comprensión del catequista como discípulo-misionero y la certeza de la presencia de Dios en la ciudad.

Todas las claves de sus mensajes como arzobispo de Buenos Aires quedan confirmadas en su magisterio como papa. Así se puede observar en discurso a los participantes del primer Congreso Internacional sobre la Catequesis del 26 de septiembre de 2013 donde hace una especie de resumen de sus propuestas. Sin embargo, en la homilía preparada en esta misma ocasión, agrega una idea inédita: el catequista es también un custodio de la memoria de Dios. El catequista es aquel que “se deja guiar por la memoria de Dios en su vida y la sabe despertar en el corazón de otros”. Con estas palabras pone especial énfasis en la memoria, en saber quiénes somos y en reconocer y recordar el paso de Dios por nuestra vida.

En conclusión, en la catequesis entendida como camino, como apertura al misterio, como celebración, como memorial de las alegrías y tristezas de todos los cristianos, como un hablar de Dios y a Dios y como la memoria de Dios, se percibe la acción de la Iglesia y la realización de su misión evangelizadora. La Nueva Evangelización puede hacerse así cada vez más palpable.

Paula Marcela Depalma

 Continuamos con las cartas y homilias del Papa Francisco.

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